Cartas a un joven poeta - Rainer María Rilke
... es bueno estar solo, pues la soledad es difícil; que algo sea difícil ha de ser para nosotros una razón de más para hacerlo.
También amar es bueno, pues el amor es difícil. Amarse de persona a persona es quizá lo más difícil de todo lo que nos ha sido encomendado, lo más avanzado, la última prueba y examen, el trabajo por excelencia, para el que todo otro trabajo es sólo preparación.
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De este modo, amar será durante mucho tiempo y a lo largo de la vida, soledad, recogimiento prolongado y profundo para aquel que ama. Amar, sobre todo, no es nada que signifique evadirse de sí mismo, darse y unirse a otro, porque ¿qué sería la unión de unos seres aún turbios, incompletos, confusos? Amar es una sublime oportunidad para que el individuo madure, para llegar a ser algo en sí mismo. Convertirse en un mundo, transformarse en un mundo para sí por amor a otro, es una pretensión grande y modesta a la vez, algo que elige y que da vocación y amplitud.
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Quien observe con seriedad encontrará que, como para la muerte, que es difícil, tampoco para el difícil amor se ha encontrado ninguna aclaración, ninguna solución, indicación o camino.
Fragmento de la Carta Nº7