No puedes salvar a nadie
A veces, cuando dejas de intentar salvar a las personas, no les gusta. Te llaman malo, cruel, les abandonas. En lugar de enfrentar sus propios sentimientos de rechazo, miedo y vergüenza, intentan hacerte sentir culpable. Ellos arremeten, te culpan de su infelicidad. Quieren el "viejo tú" de vuelta, quieren su fantasía de ti. Quieren a su salvador. No te quieren a ti, quieren el sueño.
La lección más liberadora que jamás aprenderás: nadie puede hacerte feliz. Y no eres responsable de la felicidad de nadie más.
Eres libre. La libertad es tu naturaleza, y siempre lo fue. Entonces, como el sol, brillas. No esperes a que otros brillen. No necesitas una excusa para brillar, simplemente brillas. No te sientes responsable de todos los soles que aún no han descubierto su propio brillo. Simplemente brillas. Caminas tu camino con coraje. Enseñas con el ejemplo.
Y si otros están molestos por tu brillo, si te juzgan, si se ponen celosos, si te atacan por no convertirlos en el centro de tu mundo, está bien. Ese es su trabajo. Ese es su camino, su dolor para procesar y sentir. Les deseas lo mejor. Sientes compasión, tal vez. Pero ya no te pertenecen. Eres libre.
Puedes amar a los demás lo suficiente como para dejarlos ir. Porque el verdadero amor tiene la fragancia de la libertad, una sensación de inmensidad emocionante.
Jeff Foster